miércoles, octubre 25, 2006

Recién aprobada en el Congreso de los Diputados, y aún pendiente de trámite en el Senado, la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia, cada día oímos a los políticos hablar a boca llena de las excelencias de esta ley, mientras que en contra de toda lógica Álvaro sufre desde hace meses una grave discriminación por parte de las autoridades de la Comunidad de Madrid, al expulsarle del centro donde asistía y dejándole sin la asistencia que requiere su diversidad funcional y sobre todo y lo más doloroso haciendo caso omiso a todas las solicitudes que hemos formulado, con lo cual desde junio pasado no puede acudir al centro al que asistía cada día, ni a cualquier otro.


Álvaro llevaba asistiendo a la Fundación Bobath con una plaza otorgada por la Comunidad de Madrid, desde Septiembre del 2004, este sería su tercer año en dicho centro. El pasado mes de mayo fuimos citados por la directora, Luisa Funes, la cual nos expuso la problemática que les suponía atender a Álvaro por la demanda de atención que él precisa y que sería necesario contar con un terapeuta de apoyo, algo que el Centro Bobath, según su directora, no podía resolver por falta de medios económicos. Nos hicimos cargo del asunto, dispuestos siempre a buscar soluciones.
Nuestro primer paso fue acudir a la Fundación ONCE, de la cual Álvaro es afiliado (nº 63.229) desde 1990, solicitamos una entrevista con Francisco Maldonado que amablemente nos recibió el día 31 de ese mismo mes de mayo, informándole de la situación en que nos encontrábamos, él nos dijo que estudiarían si era factible conceder esa ayuda para la contratación del terapeuta de apoyo.
En septiembre Álvaro volvió a su centro el día 13 y a los dos días el mismo centro nos exigió que hasta que la ONCE no resolviese la solicitud, hiciésemos nosotros un contrato laboral a la persona seleccionada. Nos pareció que nosotros, como particulares, no debíamos hacer ese contrato laboral, además de parecernos que no estábamos legitimados para ello, ni tampoco dispuestos a más exigencias por su parte.
La decisión inmediata de la Fundación Bobath fue echar a Álvaro ese mismo día.
Por tanto, se encuentra desde ese momento en casa, sin saber ni entender él qué es lo que está pasando, con el consiguiente perjuicio físico y psicológico que esta situación le está causando.
Nuestro siguiente paso, la Consejería de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid. Allí fuimos atendidos por Pilar Acebo, trabajadora social de la Comunidad, que dijo pasar el asunto a sus superiores. Intentamos por todos los medios hablar o entrevistarnos con Mª Inés Marín Carrera, “Subdirectora General de Recursos y Programas para personas con Discapacidad”, pero todo fue en vano, jamás tuvo la delicadeza de atendernos, y tampoco jamás he recibido una llamada de ella.
Dimos un paso adelante ante toda esta incongruencia de situaciones, y solicitamos mediante varios faxes urgentes una entrevista con Beatriz Elorriaga, Consejera de Familia y Asuntos Sociales, como era evidente ella no estaba para nadie, y fuimos atendidos por Jorge Arnáiz que tomó nota de cuanto le expusimos y nos dijo que, con carácter urgente, prepararía un informe. De esa consejería no hemos sabido nada más, sólo que ese informe fue entregado a uno de sus consejeros el 9-10-06.


La Delegación Territorial de la ONCE, por medio de Mª Dolores Lorenzo, se puso en contacto con nosotros después de recibir nuestra carta y si no contemplaban una solución para nuestro caso, por ser algo de tipo extraordinario, sí por lo menos acceden a una ayuda, no con carácter indefinido pero si temporal, de dos o tres meses, cosa que no le soluciona a Álvaro demasiado pero que por lo menos es un comienzo.
Esta es la terrible negligencia de nuestros políticos, y de todos aquellos que manejan con sus hilos nuestras vidas, dándonos nada a cambio de todo.
A consecuencia de estas actitudes y de esta falta de interés, Álvaro se encuentra con una inestabilidad psicológica cada día mayor, como así lo demuestra el informe del médico que habitualmente lo trata.